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10 formas de saber que tienes un corazón misionero

JUCUM Mazatlan February 2, 2017

contenido

¿Cómo saber si tienes un corazón misionero?

Dios está buscando personas que amen incondicionalmente, dispuestas a responder siempre con un eterno sí. Por esto, Dios creó al misionero para que sea su voz, brazos y pies en todos los lugares de la tierra.

Tal vez te preguntas: ¿realmente soy yo esa persona que Dios usará? ¿Pertenezco a misiones? Aquí te compartimos 10 formas de saberlo:

1. Amas ir por el “uno”

Para ti, todos son dignos de escuchar de Jesús, y deseas dar a conocer el amor de Dios a otros. Aún si tu esfuerzo es solamente para una persona, sabes que vale la pena porque Jesús valora al uno.

No importan los sacrificios que tengas que hacer: el amor será tu motor y tu ancla en medio de las circunstancias.

También entiendes muy bien que para dar amor, primero necesitas tenerlo. Es esa clase de amor que no se termina cuando se acaban tus fuerzas físicas ni mucho menos que depende de tus emociones. Es un amor que solo puede venir de Dios.

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2. No te satisface el status quo

La idea de sólo existir por existir no es lo tuyo. Si sientes que estás hecho para algo más, es posible que tengas un corazón misionero. Sabrás que es verdad si uno de tus pensamientos recurrentes es “estoy hecho para algo más”.

No solo crees en los objetivos eternos sino también te llena de alegría el sólo hecho de pensar en ser parte de algo grande, incluso más que tu propia vida.

3. Te gusta la aventura

Hay un mundo grande por conocer y no puedes contener tu emoción por ir. Eres de las personas que piensan que la cotidianidad es más peligrosa que la aventura.

Es probable que te gusta pensar en los propósitos detrás de lo que haces. Te emociona imaginar que pueden suceder cosas extraordinarias en cualquier momento.

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4. El término de “vida normal” te asusta

Anhelas dejar un legado en la tierra, una huella, una marca. Sabes que dentro de ti hay algo especial, algo diferente que necesita salir a la luz.

Estás listo para que tus circunstancias cambien, tal como los hombres de la iglesia primitiva cuando decidieron responder a la Gran Comisión.

5. Tu hogar es cualquier lugar donde Dios te llame

São Paulo, París, Tokio, o Cairo: Sea cual sea el lugar, estás dispuesto a ir. Puedes encontrar tu hogar en cualquier rincón de la tierra, siempre y cuando Dios te diga que ahí debes estar. 

No importa cuán nuevo o desconocido sea donde te encuentres, convertirás ese lugar en tu hogar y estarás convencido de que todo estará bien.

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6. Te gusta ayudar a los demás

Algo que mueve tu corazón misionero siempre es ver a alguien en necesidad (puede ser física o del alma) y esto es algo que no puedes evitar. 

Tal vez antes sólo te entristecerias por los perdidos, pero ahora sabes que hay maneras de ayudarlos y ser parte de un cambio en sus vidas.


7. Ves las cosa como Dios las ve

Tu corazón se quebranta por las mismas cosas que quebrantan el corazón de Dios, y la oración e intercesión son una gran conexión con Dios para ti. 

Percibes las injusticias del mundo y ellas te hacen experimentar profundo dolor pero también profunda esperanza por ver a las naciones transformadas.

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8. Amas a todas las naciones

Promueves la unidad, te gusta conocer nuevos lugares y cuando se trata de viajar, piensas como un viajero y no como un turista. Amas ver en dónde vive la gente realmente, pasar tiempo con locales, y platicar con personas de diferentes países.

Gracias a que conoces sobre otras costumbres, ves la diversidad como un gran tesoro y eso te hace entender cuán creativo es Dios.

9. Eres generoso

Para ti, el dar es algo natural. No importa si es dar tus propios zepatatos a una persona de la calle, o regalar tu último trozo de comida, estás dispuesto a siempre ser generoso.

Es probable que le das más importancia a las experiencias con las personas que a las cosas materiales.

Por lo general usas tu dinero y tiempo para ayudar con propósito e invertir en los sueños de Dios. Sabes que la generosidad es un principio del reino y solo buscas ser obediente a las instrucciones de Dios.

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10. Crees que con Dios nada es imposible

¡Envíame a mí! son las palabras que están en tu corazón misionero. Sabes que el Dios todopoderoso camina contigo de la mano a donde quiera que vayas, y esa es la única seguridad que necesitas tener ahora.

En JUCUM hemos visto cosas a las que llamamos “imposibles” hacerse realidad. Hemos experimentado milagros y los hemos visto en otros. Ahora tú tienes la oportunidad de escribir tu propia historia y hacer misiones en el mundo.


Dios pregunta: "¿A quién voy a enviar? ¿Quién será nuestro mensajero?"

¿Serás tú la respuesta?

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